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19 de diciembre de 2018


El gobernador Miguel Lifschitz hizo un balance de sus tres años de gestión en un acto del Frente Progresista Cívico y Social que tuvo lugar en el Centro Cultural Provincial. Pero para hablar de presente y futuro, Lifschitz hizo mención en varias ocasiones a los gobiernos de Hermes Binner y Antonio Bonfatti, que lo precedieron.

Las referencias no fueron casuales. En la última frase de un discurso que duró una hora, donde repasó logros y anunció los desafíos por venir, el gobernador pidió hacer un brindis imaginario por un 2019 de avance para Santa Fe y por un triunfo electoral del Frente Progresista y concluyó: "Y desearles el mayor de los éxitos a quien nos va a representar en esa carrera. Al exgobernador y amigo, Antonio Bonfatti".

Con esa frase echó por tierra todas las especulaciones que se tejieron en los últimos meses –y que estaban bien fundadas– sobre la posibilidad de que Lifschitz lleve a su propio candidato a gobernador a competir en la interna. Incluso el propio mandatario había dicho que cualquiera de sus ministros estaba en condiciones de asumir ese desafío.

Pero en el Frente Progresista se cerraron filas detrás de una estrategia de unidad que busca garantizar una continuidad de gestión después de 12 años de gobierno. La coyuntura también ayudó a que Lifschitz y Bonfatti limen sus asperezas. En 2019 enfrentarán a dos fuerzas políticas que estuvieron muy cerca de quedarse con la gobernación en 2015 y que en las elecciones intermedias de 2017 superaron ampliamente en la categoría nacional al Frente Progresista.

Por un lado, el Justicialismo repetirá su estrategia de ir con diferentes opciones pero todas compitiendo dentro de un mismo frente. Por el otro, una opción como Cambiemos que depende mucho de cómo le vaya en los próximos meses al gobierno nacional, sobre todo en materia económica.

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