En Vivo

Etiquetas César Carignano Selección Argentina Uruguay

Importa el triunfo pero más aún el desarrollo

La opinión de César Carignano tras el triunfo del seleccionado argentino sobre el uruguayo en la continuidad de la Copa América.

18 de junio de 2021


Argentina lo ganó bien por varias cosas, pero principalmente lo ganó bien porque desarrolló su plan mejor que el de su rival.

Hizo muy bien lo propio y desdibujó por completo lo de Uruguay. Allí radica uno de los mayores méritos. El otro, a nivel colectivo, pasó por la consistencia.

El equipo nacional se hizo cargo del juego en la paridad y en buena parte del triunfo pero además entendió que habría momentos de pausas por el desgaste del inicio. Y lo supo resistir cediendo pelota y espacios a un adversario incapaz de lastimar.

No hubo fisuras y los retrocesos fueron impecables. Los que tienen oficio lo pusieron sobre el césped y los que no lo tienen pusieron voluntad y concentración para no desentonar.

Los cambios de nombres potenciaron de a ratos el funcionamiento, que venía siendo bueno más allá de no poder ganar.

La necesidad empujó a Uruguay, en algún pasaje, pero su previsibilidad exigió atención y calidad en la marca individual porque los del otro lado del Río de la Plata no tuvieron sorpresa. Y los encargados de defender lo hicieron bien, regularmente.

La posesión de Argentina fue más productiva aunque por momentos Uruguay equilibró avances con su juego directo, de centros cruzados. Y es que no se pueden anular las virtudes del oponente por completo pero sí se las puede reducir. Eso hizo el elenco albiceleste.

Además, sigue habiendo personalidad para decidir sin pasar exclusivamente por Messi. Eso hace mejores a los otros y mejora también al capitán argentino que sigue siendo el mejor de los suyos.

Cuando el partido no fue albiceleste no fue de nadie. Eso pesa, indudablemente, a la hora de hablar de merecimientos.

Las triangulaciones marcan que el trabajo se interpreta y se intenta evidenciar. A veces sale más  y a veces menos. No obstante, este grupo sabe hacia donde va y más allá de muchos ajustes por realizar,  el solo hecho de identificar qué busca desde el juego la selección es ya un signo de evolución.

No es para el aplauso enrojecedor pero si para el reconocimiento cabal. La sed popular de títulos que lleva casi tres décadas es igual al hambre de estos futbolistas que en algunos casos llevan minutos vestidos de celeste y blanco. Pero la expectativa debe caer más cerca de la razón que de la necesidad.

El candidato es Brasil. Los demás, dependerán de lo que puedan ir construyendo desde el juego y desde la confianza. Y desde esa visión, Argentina es más que hace algunos partidos.

Ni más ni menos que eso. Aunque la ilusión tiene derecho a crecer.