La compleja arquitectura electoral del frente de frentes tensiona a Juntos por el Cambio Santa Fe. Mientras el PRO y compañía plantean fortalecer primero JxC para después negociar con el socialismo y con Pablo Javkin, la conducción radical quiere pisar el acelerador y cerrar el acuerdo cuanto antes.
En un clima caliente por la foto que se sacaron un rato antes Maximiliano Pullaro y Antonio Bonfatti, resistido por un sector de Juntos por el Cambio en la provincia, el viernes a la noche se reunió la primera plana del PRO, la Coalición Cívica (CC), UNO, la Ucedé y Encuentro Republicano Federal.
“Varios lo leyeron como una mojada de oreja”, deslizaron desde uno de los partidos. Un dato: Sebastián Julierac, el único diputado provincial del partido de Elisa Carrió, que tiene a Bonfatti al tope de su lista negra en Santa Fe, pertenece al bloque presidido por Pullaro.
La principal definición del encuentro fue armar la mesa provincial de Juntos por el Cambio. Se trata de una vieja deuda que arrastra la coalición en el distrito y que popes nacionales como Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri, Miguel Pichetto y Gerardo Morales vienen reclamando que se salde de una vez por todas.
A priori, ninguno de ellos se opone al armado de una alianza provincial más amplia, incluso con otro nombre, pero no quieren regalar la marca del principal espacio opositor a nivel nacional y que el año pasado le ganó al peronismo en suelo santafesino por casi diez puntos.
Si esa mesa no se constituyó aún es por la resistencia del sector mayoritario de la UCR santafesina. El presidente del partido, Felipe Michlig, y el propio Pullaro creen que sería una mala señal hacia el intendente rosarino y el PS.
El espacio NEO-Evolución de Michlig viene desplegando una negociación a varias bandas para que confluyan en un mismo espacio Juntos por el Cambio y sus viejos socios del Frente Progresista, que también mueven sus fichas.
Apuestas
Mientras Javkin traza un eje con los intendentes de Santa Fe, Emilio Jatón, y de Villa Gobernador Gálvez, Alberto Ricci, y sondea acuerdos con Julián Galdeano y Mario Barletta, en el PS se recortan dos posiciones.
Por un lado, Bonfatti se muestra a favor del armado de un programa, “sin exclusiones”. Por el otro, el sector de Clara García apuesta a ganar tiempo, instalar a la que seguramente será su candidata y reafirmar la identidad propia.
Pero además, los radicales, que quieren ser el pivot de la nueva construcción, creen que no dan los tiempos para armar instancias que compliquen la negociación. “En septiembre, o más tardar octubre, hay que lanzar el frente”, sostienen calendario en mano.
Después será tiempo de pulir el programa (clave, entienden, para administrar las diferencias en una coalición tan heterogénea), luego vendrán el mundial de Qatar y las fiestas y, a comienzos de año, habrá que ensamblar la alianza y armar las listas.
Pullaro está convencido de que “del 1 al 10, hay 10 posibilidades de un frente de frentes”, pero quiere una Paso fuerte, con Carolina Losada y Javkin. “Necesitamos una interna de 800 mil votos”, le repite a su círculo.
En la UCR creen que de esa interna saldrá el próximo gobernador de la provincia, pero tienen fresca en la memoria las elecciones de 2019. La lista de Omar Perotti, recuerdan, sacó 746 mil votos pero la suma de Cambiemos y el Frente Progresista superó el millón. La división puede pagarse caro.
Uno de los dirigentes que participa de la negociación dice con crudeza: “No tenemos problema con que entre el socialismo, pero a valor actual, te quieren cobrar lo que valían en 2011”.
En ese marco, todos tratan de ganar centralidad y sacarle el jugo a sus recursos.
En esa clave, el último fin de semana el diputado provincial y pastor evangélico Walter Ghione encabezó en Metropolitano un encuentro del que participaron cinco mil creyentes. Allí, el también presidente nacional de UNO llamó a sus seguidores a votar a Juntos por el Cambio, se anotó para una banca en el Congreso, pero también hizo saber que no descarta ser precandidato a gobernador de Santa Fe.
Fuente: LaCapital
