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La clave no es la foto, es la película

La opinión de César Carignano sobre el protagonismo de las estadísticas en el fútbol actual.

29 de agosto de 2021


Por César Carignano

En tiempos de inmediatez aguda, todo lo que pueda consumirse velozmente y cocinado, gana terreno. Los mensajes de audio pueden acelerarse en un teléfono como para no perder tiempo escuchando a nuestros seres queridos del mismo modo que ver una placa reemplaza, cada vez más, a las imágenes de un partido.

Sobre los tiempos que cada uno destina a escuchar a sus afectos o la velocidad con que lo hace, es difícil expresarse porque cada ser humano es un mundo. Y es libre. Pero en términos deportivos, donde lo visible y lo complejo de ver, está disponible para la mayoría sí hay elementos evidentes que buscan sintetizar lo irreductible.

Es cierto que hay deportes que por sus variantes de ataque o de defensa, por su dinámica o por sus características propias pueden refrendarse locuazmente en números o porcentajes. Pero existen otros que no. Hay juegos que, como diría el inconmensurable Jorge Valdano, son infinitos. Como el fútbol.

Impactaba hace un tiempo la noticia de que un equipo inglés cerraba las puertas de sus divisiones formativas para comprar jóvenes a partir de la información obtenida del “big data”. Impacta aun más, que ese equipo haya vuelto a la Premier League inglesa tras varias décadas sin modificar su forma de trabajo -el Brentford-. ¿Pero alguien puede creer que sin valoración de lo humano podría lograrse tal meta? ¿Qué sin conocimiento del potencial de juego se podría alcanzar objetivos?

Su metodología se basa en encontrar jóvenes con buenos números, pero estancados. Localizarlos, ver su entorno, analizar su juego y decidir luego si el club puede brindarle las condiciones para que potencie sus virtudes. En definitiva, la enorme planilla de cálculos con miles de nombres que confeccionan a diario en sus oficinas no ofrece soluciones, sino opciones. Comprender esto es clave para colocar a las estadísticas y las matemáticas en un lugar justo. Alguna vez los goles se impusieron como dato rey en la búsqueda de jugadores por sus cifras -ocurre desde hace décadas- pero tras ello venía la evaluación del juego de dicho goleador.

Sin análisis, no hay decisiones. Los datos ofrecen alternativas, las evaluaciones visuales las confirman o no.

No se trata de negar el valor de los datos, se trata de ubicarlos en su justo lugar porque el fútbol siempre será una expresión artística imposible de reducir a números. O dicho de otro modo, los números nunca abarcaron todas las expresiones que ofrece el juego.

La necesidad de tener todo dimensionado y clasificado lleva a muchos a confundirse con lo que ocurre en una cancha. Probablemente, porque el hábito de recibir información resuelta en vez de buscarla cada vez sea más frecuente.