La Ley de Etiquetado Frontal aprobada por amplia mayoría en el Senado y en Cámara de Diputados, en sesiones maratónicas y con apoyo transversal de distintos bloques, todavía no arroja frutos en la realidad. El entramado de la ley concedía a las empresas un tiempo de adaptación generoso: 9 meses a partir de su sanción en octubre de 2021 y otros 6 adicionales si las firmas solicitaban prórrogas para readaptar los envases o bien la composición de nutrientes y así evitar el sello. Sin embago, la ministra de Salud Carla Vizzoti explicó que hasta fin de 2023 estaremos en el "período de transición".
"El proceso va lento y tiene que ver con la implementación de las leyes entre sí. En nuestro país lleva un proceso muy largo. Hay muchos interés en relación a esta ley y creo que siempre hay trabas para que salga de forma fluida o rápida", comentó a Veo Noticias la nutricionista Milagros Gudiño.
En este sentido, consideran que los plazos deben ser "algo a revisar en profundidad", teniendo en cuenta que se trata de una herramienta vinculada a la salud.
"El consumo de las azúcares, de la sal y ciertos componentes en los alimentos tienen que ver con el acostumbramiento de nuestro paladar. Nadie nace con una percepción alta al azúcar y a la sal. Es algo que la industria construye y es lo que hace que perdamos la conexión con los alimentos", añadió.
Por lo tanto, Gudiño propuso la idea de avanzar en iniciativas en educación escolar para disminuir el consumo de azúcar. "No nos enseñan a conectarnos con los alimentos y cuál es nuestra forma de comer y qué tengo a disposición en la naturaleza para potenciar lo que yo ya soy", explicó la nutricionista.
