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Desabastecimiento, disputas y golpe económico: a un año del inicio del acuerdo que culminó el Brexit

El 1 de enero de 2021 entró en vigencia un texto de más de 1.200 páginas que modificó definitivamente el vínculo entre ambas partes

27 de diciembre de 2021


Un crecimiento económico ralentizado, traslado de empresas, desabastecimiento, disputas pesqueras con Francia, tensión en Irlanda del Norte y un crecimiento del nacionalismo escocés son algunas de las consecuencias del acuerdo comercial que rige desde hace un año la relación entre Reino Unido y la Unión Europea (UE) y que selló definitivamente el Brexit concretado 11 meses antes.

El 1 de enero de 2021, tras una larga negociación, entró en vigencia un texto de más de 1.200 páginas que modificó definitivamente el vínculo entre ambas partes: Gran Bretaña abandonó el mercado único y la unión aduanera; Londres ganó competencias para establecer sus propias regulaciones y acuerdos internacionales; pero a su vez perdió el acceso al movimiento libre de capitales, bienes, servicios y personas del bloque.

Fue el punto final de un camino iniciado en el referéndum de 2016 en el que los británicos eligieron el Brexit, divorcio que se concretó formalmente el 31 de enero del año pasado, aunque ambos pactaron un periodo de transición que duró hasta fin de 2020 para alcanzar un acuerdo que regule el comercio.

Para el Reino Unido fue el final de un proceso en el que participaron dos primeros ministros diferentes con proyectos disímiles y que todavía hoy deja al país dividido.

Según los analistas, aún es muy pronto para hablar del impacto real que tuvo ya que coincidió con la pandemia de Covid-19, pero los primeros indicios muestran que la economía se ralentizó y muchas empresas trasladaron sus sedes a la UE.

Las exportaciones británicas al bloque europeo parecen haber sufrido el mayor impacto debido a las nuevas regulaciones fronterizas, a pesar del convenio que garantiza un comercio libre de aranceles de bienes cuando crucen las fronteras.

Según un informe reciente de la Cámara de los Comunes del Parlamento británico, incluso antes de la vigencia del acuerdo el comercio del Reino Unido con la UE tuvo una drástica caída en 2020 en medio de interrupciones en el comercio internacional causadas por la pandemia.

El año pasado, el valor de todas las exportaciones del Reino Unido a la UE cayeron un 14%, mientras que el valor de las importaciones sufrió una baja de un 17%.

El Brexit ejerció también una gran presión sobre las relaciones de Irlanda del Norte, parte del Reino Unido, con su vecina República de Irlanda, país que sigue siendo miembro de la UE.

Bruselas y Londres alcanzaron un acuerdo conocido como el Protocolo de Irlanda del Norte que fue diseñado para evitar una frontera dura y preservar el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 que puso fin a décadas de violencia sectaria entre republicanos católicos y unionistas protestantes.

Por ese convenio se impidió que se establezcan controles de mercancías entre las Irlandas y se trasladó la aduana a los puntos de ingreso y egreso a la isla de Gran Bretaña que componen Inglaterra, Escocia y Gales.

Esto provocó problemas de abastecimiento, principalmente en Irlanda del Norte, y provocó la cólera de los unionistas que quieren que Belfast no corte ningún tipo de lazos con la Corona británica.

Tras varios amagues del primer ministro británico Boris Johnson de romper el protocolo de forma unilateral, finalmente su Gobierno y la UE acordaron patear para 2022 las negociaciones sobre el tema en un intento de aliviar tensiones.

No fue el único conflicto entre las partes: Reino Unido y Francia se disputaron todo el año la cantidad de permisos otorgadas a embarcaciones pesqueras galas para operar en aguas británicas.

Finalmente, Londres aceptó otorgar más licencias, pero París presiona por ampliarlas en una disputa todavía abierta.

Con el Brexit finalizó además la libre circulación de personas, motivo por el cual los ciudadanos con pasaporte comunitario que viven en el territorio británico tuvieron que registrarse con nueva documentación para poder quedarse y trabajar.

Esta situación generó que más de 1,3 millones de ciudadanos de la UE regresaran a sus países de origen, lo que provocó un colapso en el sistema productivo y logístico del Reino Unido por la falta de mano de obra en distintos sectores.

Hace dos meses los alimentos en los supermercados comenzaron a escasear y la falta de choferes de camiones cisterna provocó el desabastecimiento de las estaciones de servicio.

Los empleadores británicos también están teniendo más dificultades para encontrar candidatos en todos los sectores, tanto en el de servicios, como el de la salud y se cree que esto también se profundizará.

A partir del próximo año habrá más controles en el ingreso de productos importados de la UE, con lo cual se estima que los problemas de desabastecimiento se profundizarán.

El Reino Unido también quiere negociar ahora nuevos acuerdos comerciales con países fuera de la UE, principalmente con Estados Unidos.

Por otro lado, la salida del bloque europeo impactó en el corazón de Londres donde se encuentra la City, uno de los centros financieros más importantes del mundo, que vio reducida la inversión empresarial en un 11% entre 2016 y 2019 ante el inicio del Brexit.

Muchas empresas internacionales transfirieron sus sedes principales a otros centros financieros como el de Dublín en Irlanda o el de Frankfurt en Alemania.

Otro de los grandes desafíos que se plantean en futuro cercano para el Reino Unido es cómo se resolverá la situación de Escocia, cuyo gobierno prometió esperar el fin de la pandemia para convocar un nuevo referéndum de independencia.

 

Fuente:  Telam