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Se cumplen 50 años desde El Cordobazo, la gran huelga que ganó las calles contra Onganía

29 de mayo de 2019


Dirigentes sindicales de la izquierda clasista y el peronismo organizaron hace medio siglo “El Cordobazo”, una huelga con movilización que ganó las calles de la capital de la provincia mediterránea y que desembocó en un estallido social que hizo tambalear a la dictadura militar de Juan Carlos Onganía.

En mayo de 1969, el descontento popular contra el régimen militar, instaurado hacía tres años, cuando derrocó al presidente constitucional Arturo Illia, comenzó a manifestarse con huelgas y marchas en las ciudades más importantes del país.

Buenos Aires, Rosario, Tucumán y Corrientes eran los escenarios de movilizaciones obreras y estudiantiles que se sucedían contra un gobierno que, además de conculcar las libertades públicas, imponía una política de congelamiento de salarios de la mano del ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena.

En respuesta al pedido de las cámaras empresariales, que se quejaban de "los altos costos laborales", Krieger Vasena resuelve derogar la Ley del "sábado inglés", una medida que establecía que cada hora trabajada después de las 13 de ese día debía pagarse doble.

En Córdoba, que por esos años era el centro de la industria automotriz y metalmecánica, el rechazo a la medida fue generalizado entre los 150 mil trabajadores sindicalizados.

Desde 1967, la CGT se encontraba dividida en dos: la Azopardo, liderada por el metalúrgico Augusto Vandor, de una tendencia dialoguista, y la de los Argentinos, conducida por el gráfico Raimundo Ongaro, opuesta abiertamente al gobierno militar.

No obstante, en Córdoba, donde también persistía la división del movimiento obrero, se alcanzó rápidamente un acuerdo entre las dos centrales frente a la necesidad de oponerse a la eliminación del "sábado inglés".

De esta forma, Agustín Tosco -dirigente de Luz y Fuerza enrolado en la izquierda clasista y referente de la CGT de los Argentinos- acordó junto con Elpidio Torres (Smata) y Atilio López (UTA) -ambos de extracción peronista- la realización de un plan de lucha.

El hecho

El viernes 16 de mayo, los trabajadores realizaron un paro por 24 horas con alto acatamiento, y la respuesta del gobernador de facto, Carlos Caballero, consistió en decretar un aumento para la Policía.

En un plenario, celebrado el miércoles 21, los dirigentes gremiales redoblaron la apuesta y convocaron a un paro activo de 37 horas que se iniciaría a las 11 del jueves 29.

Esa mañana de jueves, la capital cordobesa amaneció sitiada por la Policía, que se apostó sobre los puentes ubicados sobre el río Suquía con la intención de evitar que la movilización llegara al corazón administrativo y político de la provincia.

Los primeros choques se dieron en torno a los puentes sobre la cañada del Suquía, y, cerca de las 13, la policía no pudo contener a los movilizados, que a pesar de los gases lacrimógenos y las ráfagas de FAL, rebasaron los bloqueos.

La Policía quedó desbordada, sin municiones, se replegó en medio de una ciudad que quedaba literalmente en manos de una movilización obrera que comenzaba a ejercer un espontáneo control popular con barricadas y piquetes sobre las principales calles.

El gobernador Caballero, desesperado, llamó a Buenos Aires para pedir ayuda y Onganía le ordenó al Tercer Cuerpo de Ejército retomar el control de una capital mediterránea que era sobrevolada por aviones de la Fuerza Aérea.

Si bien el Ejército evitó el combate nocturno, retomó barrio por barrio el control de Córdoba en las primeras horas de la mañana del 30, mientras dispersaba a los últimos grupos de manifestantes.

Tosco fue detenido en la sede de Luz y Fuerza y se lo sometió a un Consejo de Guerra, que lo condenó a 8 años de prisión, al igual que a Torres, a López y a otros dirigentes.