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Desde Marcos Paz hasta el fin del mundo en bicicleta

Joan Sebastian Jerochim tiene 34 años y realizó una impresionante hazaña.

14 de junio de 2021


El 18 de diciembre del año pasado y sin un peso en su bolsillo, emprendió un viaje a bordo de su bicicleta rutera modelo 1985 desde la casa de su abuela en la localidad de Marcos Paz hasta llegar a Ushuaia, Tierra del Fuego, el 23 de mayo pasado.

La idea surgió hace dos años cuando cayó en la cuenta de que andar en bicicleta era un gran entrenamiento y que podía pasar horas haciéndolo. De hecho, con tan solo 15 años había planeado ir hasta Mar del Plata pero por diferentes circunstancias jamás pudo concretarlo.

Joan le contó a Primer Plano Online que para iniciar la travesía al sur argentino debió despojarse de todos sus miedos. Con él llevó algunas provisiones como una cocina portátil, medicamentos, carpa, bolsa de dormir, herramientas y 2 libros. Además cargó artesanías en hilo encerado y calcomanías para ir vendiendo en cada lugar que paraba a descansar o a pasar la noche, aunque según nos contó “no discriminó ninguna changa”.

Una vez que arribó a su destino, encontró un lugar para pasar el invierno, descansar, disfrutar de los maravillosos paisajes sureños y arreglar su bicicleta que, debido a tantos kilómetros recorridos, necesitaba un recambio de su caja de pedalear, los pedales y un juego de transmisión.

Sobre la planificación de sus próximos destinos, Joan confesó: “Me gustaría llegar a Colombia algún día. Mientras sigo aprendiendo a vivir viajando por Argentina que es inmensa”. Y agregó: “La idea es empezar a subir, puede ser por Chile, por la Ruta 3 o hacer de vuelta la Ruta 40”.

Para finalizar, el cicloviajero destacó su experiencia al realizar una hazaña de semejante envergadura: “Salí sin saber qué iba a pasar, con el solo propósito de intentarlo aunque sea, sabiendo que lo peor que podía ocurrir era que tuviera que volverme por no adaptarme a la vida sobre ruedas”. Sin embargo, le aseguró a nuestro medio: “Ya el primer día que hice 98 kilómetros me di cuenta que viajar en bicicleta era para mi”. Y en la misma línea añadió: “Lo mejor del viaje, aparte de los lugares, es la gente. Es increíble la recepción que tienen para con el cicloviajero; se hacen amigos para siempre”, concluyó.