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Gambito de Dama: la mirada del ajedrez, la partida oculta del final de la serie, la asesoría de Garry Kasparov y el guiño a Bobby Fischer

12 de noviembre de 2020


Ya desde su título, la serie alude a los sacrificios y sus compensaciones. A la toma de decisiones, y sus consecuentes renuncias: si hago esto, no hago lo otro. Eso es, en esencia, la vida de un ajedrecista. Así sucede ante la elección de cada jugada, y así también ocurre en la vida de quienes dedicamos tanto a esta excéntrica actividad. «Gambito de Dama», uno de los últimos éxitos de Netflix, logra expresar muy bien la ajenidad que supone para el individuo el apartarse de logros convencionales. La protagonista asiste a reuniones de gente de su edad, donde cantan canciones de moda, bailan, conversan de tópicos comunes, pero ella se siente incómoda, se aísla, hasta que no aguanta más y huye. En cambio, cuando se encuentra con sus colegas ajedrecistas cobra vida y entusiasmo, habla de la defensa Siciliana, de los peones doblados, de la torre en la séptima línea.

Los malos entendidos con la sociedad son la rutina de los ajedrecistas. Las escenas en que la madre disfruta de la habitación del hotel, de la comida, de los paisajes, mientras la protagonista Beth Harmon, abstraída, solo piensa en las estrategias ajedrecísticas, también son típicas y representativas del espíritu obsesivo de los jugadores. Por otra parte, los desvíos personales, en este caso los tóxicos, como también las infancias traumáticas, también son moneda corriente. La serie, tal vez por primera vez en las muchas veces que el cine se vale del ajedrez, logra plasmar en forma convincente las escenas vinculadas a ese ambiente: sucede con las partidas simultáneas o a ciegas, o las noches sin poder dormir pensando en las jugadas, y muchas otras que están muy bien logradas y son veraces. En la primera partida que juega, Beth recibe el jaque mate «pastor», una suerte de rito iniciático por el que pasa cada principiante que aprende a mover las piezas.

Algo sobre el Gambito Dama

El gambito dama es una de las aperturas más importantes del ajedrez. Alcanzó su status de excelencia en el célebre match realizado en Buenos Aires, en 1927, entre el entonces campeón, José Raúl Capablanca, y su retador, y al final vencedor, Alexander Alekhine. De las 34 partidas del match, en 32 se jugó el gambito dama. Su popularidad se mantuvo a lo largo del tiempo: siempre fue utilizada por los mejores jugadores del mundo, y cuando Garry Kasparov (cuya asesoría de la serie contribuye a la calidad de la misma) se preparaba para sus interminables encuentros con Anatoly Karpov, uno de sus analistas lo convenció de incluir al gambito dama en la preparación, con el argumento de que «es la apertura de los campeonatos del mundo».

Otro factor es «la dama». Fue la última pieza en incorporarse al ajedrez moderno y la única de origen europeo. Los árabes introdujeron al ajedrez en Europa por el sur de España, y se cree que fue en Valencia, en la segunda mitad del siglo XV, que se agregó la dama, o, como primeramente se la llamó, «la dama poderosa», una probable alusión a Isabel La Católica, reina de Castilla por aquellos tiempos. La importancia e influencia de las mujeres en Occidente en el siglo XV le otorgó en el ajedrez el rango de la pieza más poderosa.

La serie está situada en los Estados Unidos de la década del sesenta. En esa época, el ajedrez femenino era una rareza. Las mujeres debieron bregar mucho para trascender en un juego que comenzó siendo elitista y masculino. De ello pueden dar fe las grandes jugadoras argentinas como Claudia Amura y Carolina Luján. Entonces, que el personaje protagónico sea femenino, acentúa ese carácter excéntrico del ajedrez mencionado con anterioridad. Obviamente, hay un evidente paralelo con Robert Fischer, al que deliberadamente nunca se menciona en la película, que se presenta como una ucronía donde el genio americano del ajedrez fuera Beth Harmon en lugar de Fischer. En ese contexto, la actriz angloargentina Anya-Taylor Joy logra una composición sobresaliente del personaje.

Para quienes jugamos al ajedrez desde siempre, la serie es como un espejo donde mirarnos, un repaso de los momentos emotivos de la vida ajedrecista, y un espacio donde nos reconocemos como seres genuinos con derecho a la felicidad.

La partida decisiva de la serie (y acá corresponde destacar un «alerta spoiler») está inspirada en el duelo entre Vassily Ivanchuk y Patrick Wolff, del Torneo Interzonal de Biel, de 1993. Esa partida finalizó en tablas luego de 72 movidas. A la altura de la jugada 37 (cuando en la ficción Borgov suspende la partida), Beth Harmon hace una jugada distinta y la acción toma un nuevo camino. Recordemos que en los dorados sesenta, las partidas de ajedrez se podían suspender para continuarlas al día siguiente, tras cumplirse determinado tiempo de juego. Vamos a examinar la partida tomándola desde su relato en la ficción.

Beth inicia la partida con un peón dama, lo que constituye una sorpresa porque en la mayoría de las partidas que refleja la serie lo hace avanzando el peón rey. Borgov, que es descripto como un jugador clásico, también se aparta de lo convencional optando por un desarrollo moderno, llegándose rápidamente a una posición compleja.

En la ficción la partida se suspende (como indicando que la lucha entrara en otro plano) en esta posición, y en la reanudación Beth se desvía con una jugada (37.Ce6) más interesante que la realizada por Ivanchuk. 37.Ce6 Ta4 38.b3 Txe4 39.Cxd6. (Después de esta captura, las blancas amenazan Cf8+ ganando la dama, lo que obliga a la siguiente respuesta de las negras) 39… Axe6 40.dxe6 cxd6 41.e7 d5. (La resultante es un peligroso peón pasado en e7, si bien las negras todavía pueden, con juego correcto, mantener cierta paridad de perspectivas.) 42.Ac5 De8 43.Df3 Dc6 44.b4 De8? Este es el momento crítico de la partida. Borgov se equivoca en su última jugada. Debió mover el rey a h8. Pero, hay que decir que en una partida viva, el peón de e7 es una estaca en el corazón de la posición de las negras. Borgov, tal vez consciente de su error, ofrece tablas contra su costumbre, pero Beth Harmon, que siempre juega a ganar, rechaza la oferta y ejecuta un remate brillante. 45.Df5+ Rh8 46.Dxf6!! (El sacrificio de dama -«gambito de dama»- con que concluye la partida y la serie) gxf6 47.Txf6. No es posible detener el jaque de torre en la octava y la consiguiente coronación del peón. A Borgov solo le quedan unos jaques agónicos que no sirven para nada. 47.Dh5 48.Tf8+ Rg7 49.e8D Te2+ 50.Rf1 Dxh3+ 51.Rxe2 Dg2+ 52.Tf2 De4+ 53.Rd2. En esta posición, agotados los jaques de la dama negra, e inerme su rey, Borgov abandona y felicita con hidalguía a Beth Harmon.
El triunfo de Harmon; la posición final: tras 53.Rd2, las negras no tiene opciones de jaque y, con el rey expuesto, abandonan
El triunfo de Harmon; la posición final: tras 53.Rd2, las negras no tiene opciones de jaque y, con el rey expuesto, abandonan

Fuente: Infobae