Al menos por hoy, el aniversario nos permite alejarnos de la mirada crítica que nos promueve el estado y el cargado flujo vehicular de la conexión vial que nos une con Santa Fe día a día. Pero hay un punto en esta historia que se relaciona con este presente de saturación de su paso y tiene que ver con que sin lugar a dudas es muy diferente a aquel para el cual fue planeado y ejecutado. Pero analicemos rápidamente su larga historia. Un 14 de julio de 1937 se iniciaba oficialmente la obra con un plazo de dos años; plazo que la empresa constructora alemana Gruen y Bilfinger cumplió con total exactitud. Un día similar de 1939 se realizaban las pruebas de resistencia y se habilitaba provisoriamente el tránsito. Recién en 1941 llegaba el momento de la inauguración oficial, con la presencia de quien en su momento era el Presidente de la República Argentina.
La piedra basal de la obra también merece una mención. Como era habitual en aquella época en que muchas empresas de las pequeñas comunidades estaban por forjarse, la concreción de la monumental obra significó el final de todo un movimiento importante de los pobladores del lugar que luego de asambleas populares y de múltiples gestiones y apoyos de otras poblaciones, lograron este emplazamiento. Y aquí también conviven el pasado y el presente, pero con una referencia que hasta el momento nos presenta en deuda para quienes vivimos esta epoca del siglo XXI: hasta ahora no hay una decisión política nacional para licitar un nuevo enlace con Santa Fe que libere de tránsito al actual. Recordemos que esa obra ya cuenta con un Proyecto Ejecutivo desde hace tiempo. Sin dejar de mencionar que hubo un Presidente de la Nación que lo prometió hace 12 años.
Pero volvamos al aniversario. Hay que señalar que el material empleado en la construcción del viaducto es sumamente importante pudiéndose afirmar que es mucho más lo que hoy no vemos. Es hoy motivo de fuerte contraste con la realidad de ayer y hasta de una leve ironía, el recordar que en la pruebas de resistencia se emplearon seis camiones con arena de ocho toneladas cada uno, lo que sumaban cuarenta y ocho toneladas; en otros lugares se colocaron nueve camiones de ocho toneladas cada uno, o sea setenta y dos toneladas.
Un ícono para los santotomesinos a pesar de no estar en nuestro territorrio, el Carretero se mantiene en pie sin mayores sobresaltos en su estructura según los controles periódicos de la U.T.N. Santa Fe y de las crecidas que, con mayor o menor magnitud, supo recibir de a decenas en estas ocho décadas. El consuelo de quienes lo transitan a diario ante la falta de una alternativa vial efectiva para ir a la ciudad capital sería tener una transitabilidad sin sobresaltos. Baches, falta de limpieza, iluminación a media y la falta de un carril alternativo para el tránsito de motos y bicicletas son el triste paisaje que muestra al trayecto por nuestros días.
El símbolo en respuestas
