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31 de octubre de 2018


En menos de dos meses se produjeron 3 homicidios  que tuvieron como víctimas a mujeres y sobre esos casos,   las  investigaciones no llegaron a determinar ni los móviles de esos asesinatos ni mucho menos permitieron dar con los responsables.

El 28 de agosto, hallaron muerta  en Coronda a Magalí Ojeda, de 16 años. El femicidio de la adolescente se descubrió dos días después de la desaparición de la chica, denunciada por sus familiares.  Al cuerpo de Magalí lo encontraron en un descampado, en proximidades de la ruta 11 , con evidentes signos de violencia. La autopsia corroboraría luego, que la muerte fue violenta y que la joven fue asfixiada y que aspiró barro.

El fiscal a cargo de la causa , Marcelo Nessier reconoció que se está ante una “investigación compleja” y pese a la serie de medidas dispuestas, todavía no hay detenidos ni una hipótesis firme sobre el móvil del crimen.

El femicidio de Magalí motivó varias movilizaciones en la cabecera del departamento San Jerónimo, en reclamo de justicia.

El otro hecho que aún no fue aclarado, fue el asesinato de Emilia Cacace, ocurrido el 10 de setiembre en nuestra ciudad. La mujer, empleada municipal de 67 años de edad fue hallada muerta en su casa de Cibils al 6800. El cuerpo estaba atado de pies y manos, amordazado  y presentaba un fuerte golpe en la cabeza.  Los vecinos de la víctima notaron que no la veían desde hacía varios días y dieron aviso a la policía.  Por el brutal hecho hasta el momento no hubo detenidos ni tampoco se conoce el móvil del crimen.

La abogada Alicia Arzadum de 65  fue asesinada  el pasado 13 de setiembre de un disparo de armad e fuego cuando salía de su casa en Javier de la Rosa al 2300, en Barrio Guadalupe Oeste. La profesional se dirigía junto a su hija a una audiencia cuando fue herida y falleció pocas horas después en el Hospital Cullen.

En principio algunos testimonios habrían dado cuenta de la presencia de un sospechoso y se abonó la hipótesis de un crimen por “encargo”. Sin embargo, los resultados de la autopsia la habrían descartado y hasta el momento, transcurrido un mes y medio del crimen la investigación no ha podido determinar quién le disparó a la abogada y por qué motivo.

El cuarto caso que aparece tal vez como el misterio más difícil de desentrañar es el del matrimonio Espino – Rampazzo, cuyos cuerpos fueron encontrados hace una semana en la casa de la familia en Francia al 1100 en Barrio Sur.

A las muertes de Rafael Espino de 62 años y de su esposa, Mónica Rampazzo de 57 debió sumarse este fin se semana, el deceso del hijo discapacitado del matrimonio, un joven de 35 años quién falleció por el agravamiento de su estado de salud determinado por haber estado varios días en el interior de su casa sin ningún tipo de asistencia, cuando sus padres se encontraban fallecidos en el lugar.

En principio se fuentes cercanas a la investigación aseguraron que los cuerpos presentaban signos de violencia, lo que fue descartado luego por las autopsias. La degradación con la que fueron hallados los cuerpos fue producto del tiempo transcurrido entre el momento de la muerte y el hallazgo de los restos. Los médicos forenses estimaron que pasaron entre 5 y 7 días entre un hecho y otro.

La desaparición de la camioneta de la familia y su posterior hallazgo abandonada y chocada en Barrio Santa Rosa de Lima es un elemento que tampoco tiene hasta el momento explicación en el marco de la investigación.

Ahora se esperan los estudios de las muestras extraídas de los cuerpos para detectar la presencia de algún tóxico que pueda haber sido la causa de las muertes.

La falta de avances en las investigaciones de los cuatro casos detallados inquieta, preocupa y sobre todo genera muchas dudas respecto de la efectividad de preservación de pruebas y otros elementos que son vitales para la reconstrucción de los hechos. Estamos ante tres homicidios impunes y ante  un cuarto caso con tres muertes que presenta muchos más interrogantes que respuestas hasta el momento.