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04 de diciembre de 2019


Un estudio de la Universidad de Essex, en el Reino Unido, asegura que, durante los primeros cinco minutos de cualquier ejercicio al aire libre, es cuando se observa el mayor incremento en la mejoría del estado de ánimo. Esa pequeña premisa se vuelve real al ver cada vez a más personas tomando clases al aire libre. Si bien hay un factor económico soslayado, los especialistas consultados coinciden que los deportes en grupo y en contacto con la naturaleza ayuda al bienestar.

Según el análisis británico, se segrega mayor nivel de endorfinas que cuando se realiza en un espacio cerrado y si además se practica de manera grupal, ayuda a socializar, con lo que el nivel de satisfacción es aún mayor.

“Una actividad que sea grupal es mucho más amigable que hacerla solo y en el verano es más amigable que en invierno...”, define Mariana Lanza, que es nutricionista y profesora de educación física combinando a diario ambas profesiones. Entrenadora de grupos de running, sostiene que muchos de sus alumnos llegan buscando un grupo de pertenencia. “Trato de trabajar más en eso que sobre el objetivo deportivo que pueda traer cada uno”, dice.
En línea, Leonardo Condoleo, profesor y guardavidas, coincide en importancia de lo grupal y acota que al aire libre el alumno está “más relajado porque el ambiente de un gimnasio puede resultar estresante”. Diego Castagnaro, director de la carrera de Kinesiología y Fisiatría de la Fundación Barceló, explica por su parte que los beneficios están relacionados con las recompensas físicas como mejor oxigenación, lograr agilidad, resistencia, velocidad, fuerza, equilibrio y también están los beneficios sociales que inspiran las actividades grupales.

Espacios
En las plazas y parques se puede ver a personas corriendo, caminando y realizando entrenamiento funcional, que es el más común al aire libre. El factor económico también juega un rol importante ya que las clases pueden salir un tercio de lo que se paga en una cadena de gimnasios, siempre depende de la hora del entrenamiento y la cantidad de alumnos del grupo. En los gimnasios de cadenas o de clubes deportivos hay que pagar una cuota mensual y aparte cada actividad en particular, en cambio en los parques, los profesores saltan la mediación, pero deben buscar sus alumnos.

“En momentos de crisis, se comienza a cortar el hilo por lo más delgado y en eso cae el gimnasio. Si te sale $3.000, es lo primero que cortás y si en una plaza te sale $1.000 hacer lo que hacés en el gimnasio, lo vas a cambiar...”, sentencia Condeleo que tiene grupos en Caballito y San Cristóbal.

Marina Trotta, junto a su socio Matías Lorenzo, ambos profesores en escuelas y gimnasios, dan clases dos veces por semanas a un grupo de mujeres en Parque Las Heras y pese a la zona, durante 2019 no pudieron subir los precios por temor a perder alumnos.

“Comenzamos con pocas personas, armamos un grupo con conocidos y luego se fueron integrando más alumnos, que llegan por el boca a boca, a través de nuestra página de Instagram o se contactan vía mail (mymentrenamientos@hotmail.com)”, comenta Trotta y agrega: “Lo lindo es que las personas se conocen, se relacionan y después entre ellos arman juntadas y nos invitan”.

Los profesores recomiendan realizar actividad todo el año y no solo cerca del verano y lo ideal es asistir dos veces por semana. “A las personas que les gusta entrenar van invierno, verano, en cualquier clima...”, aclara Trotta, aunque reconoce que baja mucho en invierno. Todos coinciden que al iniciar una actividad se debe llevar un apto físico y ellos realizan una evaluación individual porque, aunque se trabaje en grupo, cada uno debe llevar su ritmo. “Recomiendo hacer una hora en total con entrada en calor, trabajo y vuelta a la calma con estiramiento que es lo que no están haciendo”, dice Condeleo.

Recomendaciones
A la hora de comenzar, Castagnaro explica que “los posibles riesgos de hacer actividad física en un gimnasio, en al aire libre son los mismos, por eso siempre es conveniente hacer un chequeo previo con su médico y con el kinesiólogo”. Y recomienda “ir de a poco, evitando lesiones que nos desalienten a continuar con aquello que nos da placer y salud”.

En cuanto a la nutrición, Lanza indica que las personas que hacen actividad física deben hacer 4 comidas diarias, “si a alguien le cuesta desayunar se recomienda invertir la colación por el desayuno, pero no es recomendable entrenar en ayunas”, desliza y advierte que con cada nueva actividad llega su dieta de moda como el caso del crossfit y la dieta paleo. La nutricionista, también runner y especialista en nutrición deportiva, apuesta por los cambios de hábitos alimenticios que las dietas que solo pueden sostenerse por periodos cortos.

“La gente no suele tener una comida muy próxima al entrenamiento, se recomienda ingerir algo dos horas antes o 45 minutos como mínimo porque siempre hay que cubrir hidratos de carbono que es lo que el músculo va a necesitar para entrenar”, concluye. En definitiva, hacer actividad física al aire libre suma en varios aspectos, pero lo más importante lo resume Condeleo: “A mí me importa que los exámenes de sangre les den bien, después que la remera les quede mejor es un reflejo de que la persona está más saludable”.

 

Fuente: Ámbito Financiero