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Congoja y desconsuelo de todo un pueblo en el último adiós a Julieta

28 de julio de 2020


En medio de un clima que conjugó dolor, congoja e impotencia, ayer fueron despedidos los restos de Julieta Del Pino, la joven de 19 años brutalmente asesinada en Berabevú por un hombre que en horas de la tarde fue imputado en los Tribunales de Melincué.

   Tras el velatorio en la sala mortuaria de Jorge Newbery al 200, y que se redujo al círculo íntimo por las restricciones impuestas por la pandemia, aunque también ingresaron algunos allegados, el cortejo fúnebre partió hacia la iglesia San Jorge Mártir, donde se realizó un responso religioso frente al templo.

   Una vez que el féretro fue retirado de la sala velatoria, en el trayecto se vieron muestras de recogimiento y desconsuelo, reflejado en los rostros de jóvenes y vecinos que quisieron darle el ultimo adiós a “Juli”, como le decían en el pueblo.

   Aún mas conmovedoras fueron las escenas desgarradoras que se multiplicaron durante la ceremonia religiosa afuera de la parroquia. Allí se monto una suerte de altar de cara a la plaza central donde se concentraron centenares de personas. Fue una mezcla de llanto y desconsuelo ante un tremendo suceso que enluta a la región.

   En ese marco, el padre César realizó una invocación para pedir por el “eterno descanso” de Julieta, al tiempo que imploró consuelo para los padres de la víctima y el resto de la familia. “Estamos reunidos pidiendo por Julieta”, dijo el sacerdote para luego recordar que “ayer (por el domingo) su mama (Fabiana Morón) pidió que no nos olvidemos de Juli y no lo vamos hacer”.

   Asimismo resaltó que “ nosotros nos comprometemos a no dejar de rezar por ella y su familia que tanto quiso en esta tierra”.

   El religioso apeló al concepto bíblico de la vida eterna, al sostener: “Hoy tu pueblo te dice hasta pronto Julieta”. Sus palabras fueron escuchadas con atención en medio de un silencio que solo se vio alterado por llantos que brotaban desde las entrañas mas íntimas de los seres queridos de la víctima.

    El padre Cesar repudio lo sucedido al sostener que “ la violencia es contraria (a los preceptos) de Jesucristo”. Y en esa misma linea destacó la figura del Papa Francisco al tener una posición claramente condenatoria a la violencia de género y el femicidio.

  Tras el responso los restos fueron inhumados en el cementerio local. Sobre el féretro se colocó una gigantografía con la foto de Julieta, cuya imagen se suma a la de tantas mujeres víctimas de femicidio del país.

Fuente: La Capital